miércoles, 29 de mayo de 2013

Las mejores oberturas de la historia (2ª parte)



¿Qué tal, pichonas y pichones? Esta semana vengo con las energías cargadas y dispuesto a darle el broche final a la lista de las 12 mejores oberturas o introducciones instrumentales operísiticas de la historia de la música. Para los que no hayáis visto la primera parte del reportaje, aparecieron de forma estelar maestros como Verdi, Offenbach, Mozart o Beethoven, con auténticas genialidades que harían de vuestros tímpanos un pequeño paraíso. Y ahora, para cerrar el ránking, voy a permitirme el lujo de disfrutar, y a vosotros también, de pura magia, de lo mejor de lo mejor, de haceros pasar un feliz rato con Wagner, Mozart o Rossini entre otros. De la mitad para arriba, todo lo que sigue es ETERNO en todas sus letras. Quedan 6 oberturas. Preparaos para flipar.






6. Lohengrin, Richard Wagner



Empezamos con fuerza. Con muchísima fuerza. Para explicar la admiración que siento por Wagner haría falta una entrada completa más otra de compensación. La música de este hombre no es de este mundo, y ahora que hace poco se cumplió el 200º aniversario de su nacimiento, su llegada a Rockrítico era cuestión de tiempo. Y a esta lista, cuestión de lógica. Lohengrin se estrenó en 1850 y está inspirada en el romance medieval alemán Parzifal y en su secuela, de nombre precisamente Lohengrin. Explicar esta obertura no reviste mucha complicación. Una melodía conmovedora y profundamente bella, a cargo de la orquesta de cuerdas, ocupa la práctica totalidad de la obra. El pasaje es lento, muy emotivo y expresivo hasta decir basta sin caer en la monotonía y evoca al amor, a la vida, a la naturaleza, a lo más profundo del corazón. Esta emotividad se ve brevemente interrumpida por una perfecta y desgarradora intervención de los metales, que otorgan a la obertura una pequeñísima dosis de energía que apenas necesita. Porque para tocar esta obertura, los componentes de la orquesta deben tener la sensibilidad a flor de piel para transmitirla al público de la mejor forma posible. Un auténtico prodigio, como toda la obra wagneriana. Si no la habéis escuchado aún no tardéis mucho en pinchar en el enlace, por favor...


5. Don Giovanni, Wolfang Amadeus Mozart



Tercera aparición de Mozart en la lista de la mano de una de sus óperas más emblemáticas, Don Giovanni. Compuesta en 1787, está basada en el mito de Don Juan (Giovanni en italiano) y su obertura es otro regalito  en forma de disfrute que nos dejó el gran Wolfie. Comienza ensordecedora, omnipresente, con tiempos marcados por percusión y metales como protagonistas. Después de la tempestad, llega la calma, con las maderas de Mozart intercambiándose la melodía hasta la entrada de la orquesta de cuerdas. Pasajes de transición se intercalan entre orquesta y maderas hasta llegar al tema principal, donde la música comienza a ganar en intensidad y presencia. Los violines se desatan y la melodía invade todo el espacio, el tiempo es más rápido y las notas se suceden por doquier. Es Mozart en estado puro. El clímax llega en el momento en que el tema principal se dispone a terminar, con toda la orquesta coordinada en una armonía perfecta, embriagadora y extraordinariamente concluida. Este tema se repite dos veces y sobre él gira toda la obertura, cuyo carácter movido e incluso divertido es perfecto para presentar las aventuras y desventuras de Don Giovanni, el incorregible conquistador de damiselas.


4. Carmen, Georges Bizet



Corta pero matona sería la mejor definición para la obertura de una de las óperas más famosas de todos los tiempos. A lo mejor su argumento puede doler, y mucho, debido al reiterado e incluso poco afortunado uso de tópicos a la hora de describir la España del siglo XIX. Bueno, ahora que lo pienso, quizás no tanto. En la historia aparecen gitanos, muchos gitanos, soldados, un torero y contrabandistas en la Sevilla de la época. Ahí es nada. Pero cambiando de tema, que me enredo como una persiana... la obertura. Corta pero matona, como he dicho. Y famosa como ella sola. ¿Quién no la ha escuchado? Su carisma y magnificiencia la han aupado hasta los primeros lugares de la lista. La obertura se compone básicamente de dos melodías: la primera, rápida, movida ,enérgica y muy alegre, que se repite hasta tres veces, y la segunda, un pasaje en un principio más lento y expresivo, pero que acaba teniendo el mismo carácter fastuoso y vivaz de la inicial. Ambas son perfectamente recordables y han sido también utilizadas en multitud de películas y series. Su trascendencia para la historia de la música es, en cualquier caso, innegable. Y la ópera tiene pasajes aún más memorables que la introducción... una lástima que Bizet, muerto prematuramente con 36 años, no pudiese contemplar el éxito de su obra más prolífica y cuyo legado ha quedado para la posteridad.



Y sin quererlo ni beberlo llegamos al podio. Las 3 mejores, la crème de la crème. Pero sólo una puede ganar. Me ha costado horrores decidirme, porque las dos primeras representan una música en la que la explicación sobra, en la que lo mejor es disfrutar de principio a fin de la obra mientras das gracias al cielo porque se hayan concebido tales genialidades. Podéis coincidir conmigo o no, yo al final me quedo tranquilo con el resultado final. Ahora toca disfrutar y gozar como cerdos en el barro (no literalmente, cuidaoooo). Allá vamos.




3. Guillermo Tell, Giacomo Rossini



La de Guillermo Tell podría considerarse casi, casi, como la mejor obertura de la historia, con fama perecedera y merecida por los siglos de los siglos. La última ópera de Rossini se convirtió en su clímax como compositor, que ya es decir (ya expliqué en su momento mi relación amor-odio con este señor y no me quiero repetir). La fama de esta obertura ha sido tan grande que Koubrik utilizó varias de sus partes para su memorable La naranja mecánica. También Disney, en los primeros tiempos de Mickey Mouse, tuvo el buen gusto para aunar diversión y música clásica de una forma irrepetible. Vamos, que Rossini se coronó de la mejor forma posible. Y a lo grande.
En la obertura se pueden distinguir cuatro partes muy bien diferenciadas, cada una con un estilo y carisma propios:
1. El Preludio, con omnipresencia de violonchelos, lento, sosegado y de carácter tristón.
2. La Tormenta, donde los trombones y la orquesta se lucen con una melodía que evoca al completo caos de una tempestad que arrasa con todo a su paso.
3. La Llamada a las Vacas lecheras. Menudo nombrecito, ¿eh? Aunque realmente expresa muy bien lo que se manifiesta en la música: una campiña, verde, pastores, el rebaño, el sol que brilla en lo alto... La flauta y el corno se reparten la melodía con el fuerte aunque acertadísimo contraste que ello implica. ¡Queda de maravilla!
4. El Final. La carga de caballería o el pasaje que pondrías a todo volumen mientras conduces tu coche a 200 por hora. Capaz de subirte la moral en las horas más bajas, de levantarte por la mañana con las pilas cargadas, la música que tendría que aparecer sí o sí en cualquier corto de los Looney Toones, épica, memorable y conocida hasta la saciedad. Un clásico inmortal.
Una vez analizado y escuchado el conjunto, lo único que se puede hacer es quitarse el sombrero. En un mundo sin Mozart ni Wagner el número 1 estaría asegurado para esta maravilla. El mejor Rossini.


2. La flauta mágica, Wolfang Amadeus Mozart



Pues sí, niños y niñas, Mozart es mi compositor favorito pero se ha quedado sin el oro. Pero ha sido por una razón de peso, ¿eh? Que si no, se lo habría llevado de calle. Para mí, La flauta mágica, obertura aparte, es y será la mejor ópera de la historia. Su mensaje, sus personajes, su música... todo el conjunto es de mención honorífica, de reconocimiento eterno y de disfrute total. Y fue la última ópera de Mozart, escrita en su último año de vida, un 1791 que vio lo mejor del maestro de Salzburgo: su Concierto para clarinete, el Réquiem o la Sinfonía nº 40 son claros ejemplos de ello.
Para expresar en una palabra cómo definir a la obertura de La flauta mágica, el término escogido sería el de PERFECCIÓN. Y quizá esa perfección, tan sentida, tan presente, tan obvia, sea lo que le ha quitado el trono. Porque nada es perfecto. Pero esto sí, sí que lo es. No estoy loco. Comienza fuerte y presencial para luego relajarse a base de intervención de las cuerdas, recordando en cierta manera a la obertura de Don Giovanni. Y entonces, de repente, la perfección. El tema principal va superponiéndose en varias voces que se contestan, se entremezclan, juegan y bailan entre sí en el pasaje armónico más maravilloso que se pueda uno imaginar. Es la magia de Mozart. Bendita y puñetera habilidad para crear algo así. Y con las maderas (flautas, oboes y clarinetes) poniendo la guinda al pastel. El tema varía en una segunda parte en la que se desplaza a un tono menor, pero con el mismo encanto y calidez del original. Al final, como no podía ser de otra forma, repetición de la mágica melodía con una conclusión tan perfecta como toda la obra. Sencillamente extraordinaria.

Debería ocupar el primer puesto, está claro. Sería de justicia y de cajón. Pero algo aún mejor tiene el gran honor de sentarse en el Trono de Hierro de las oberturas. Sólo él podía crear algo tan... tan... venga, que os estáis muriendo de ganas de invadir Polonia. Que os veo venir.


1. Tannhaüser, Richard Wagner



Gracias, Richard. De verdad. Mil gracias. Mil millones de gracias. Que esto haya salido de la mente de un ser humano me hace pensar que a lo mejor no somos un espécimen tan destructivo como parecemos. Esto es arte. Es inconcebible. Es la gloria. Es Wagner en todo su esplendor. El de La Cabalgata de las Valquirias. El de El funeral de Sigfrido. El de un genio con letras mayúsculas. Es más que música. Algo así no puede caracterizarse simplemente como música. Es... la ostia en patinete.
Bueno, ya he dicho abiertamente lo que pienso. Espero que podáis entender y comprender los motivos que han llevado a la obertura de Tannhaüser, la ópera basada en las historias del escritor Ludwig Bechstein (con el amor como tema principal en todo momento), a lo más alto de la lista. Dejarla en segundo lugar habría sido plato de muy mal gusto y me habría tenido sin dormir durante días sólo de pensar en el crimen que habría cometido. Lo siento por Mozart, de verdad de la buena, pero a esta obertura la hacen pura y casta sus dos aciertos más significativos, los dos temas de la primera sección: el tema de los peregrinos, que es el principal, como canto a la épica. El tema es interpretado por diversos instrumentos: fagots, trompas y clarinetes. Le contesta el tema de Venus, de corte más melancólico y triste, con papel protagonista para violonchelos y violas. El efecto que consigue en el oyente es BRUTAL. El contraste, la pareja que hacen los dos temas a la hora de contestarse y de unirse es un divino tesoro para la humanidad, algo majestuoso e imperecedero, un himno de la música clásica. Esta primera sección se interpreta diversas veces a lo largo de toda la ópera, y alcanza su punto culminante al ser cantada por el coro. Tras esto, suben los decibelios, la adrenalina y las emociones y, después de una breve intervención de los violines, llegan los trombones para deleitarnos con la interpretación del himno peregrino a toda pastilla mientras la orquesta, con un perfecto efecto de glissando (arrastrar los dedos para crear un efecto que difumina el sonido) hace el resto.


Tras alcanzar las más altas cotas de esplendor musical, llega la relajación repitiendo el esquema del principio con variaciones mínimas hasta que hace su aparición la que podríamos considerar como la segunda sección en importancia de la obertura. Aunque no tan magnética y embriagadora como la primera, las bajadas, subidas, caídas, con un uso maravilloso de las cuerdas para contrastar y crear melodías inmortales y celestiales, con el acertadísimo acompañamiento de los vientos y una energía que impregna absolutamente toda la obra, todo rincón, toda nota, todo silencio. Y aún no hemos terminado: a mitad de la obertura nos encontramos con un dúo de violín también digno de destacarse, con clarinete de fondo. Tras esto, repetimos la maravillosa estructura de la segunda sección y nos dirigimos sin remedio y con honda desgracia (¿por qué se tiene que acabar?), a la conclusión. Los pasajes podrían recordaros perfectamente a La Cabalgata de las Valquirias. Todo es brillante, absolutamente TODO. Señor, qué pasada. En serio, más vale que escuchéis esto antes de morir, porque de lo contrario no sé a qué leñes habéis nacido. Para terminar, repetimos la indescriptible y mágica primera sección y nos corremos, porque llega el clímax. El esplendor del conjunto. El coro de los peregrinos se alza y se hace eterno, con la orquesta sudando tinta (escuchad bien y entenderéis por qué) y muriendo poco a poco, pero sin perder ni un ápice de fuerza, hasta llegar al gran, grandísimo y espectacular final, con los metales rompiéndose los labios para ver quién suena más alto y los tiempos marcadísimos y que se retardan poco a poco hasta desaparecer por completo. Y mientras, a ti se te caen las lágrimas. Enhorabuena, acabas de escuchar la obertura de Tannhaüser. Tu vida seguirá siendo lo mismo, pero un poco mejor.


Y aquí doy por concluida la lista de las mejores oberturas de la historia. 12 tesoros, 12 maravillas, 12 estrellas en el firmamento que he tenido el gustoso placer de traer a la sección de música clásica de Rockrítico. El mejor blog de música de la Red se merece lo mejor, faltaría más. Espero que hayáis pasado un agradable rato de lectura y escucha y os deseo a todos mucha suerte en los exámenes finales y unas felices vacaciones. Ya nos toca descansar, pardiez. ¡Hasta la próxima!


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7 comentarios:

  1. jajajaja casualmente estaba oyendo la obertura de Tannhaüser mientras leía tu blog.
    En mi opinión faltó La Gazza Ladra, pero sin duda se ve que sabes del tema.
    Brutal!! :D

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  2. muy mala elección y rossini es uno de los mejores que ha existido,asi algunos digan que no.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. La mejor overtura de la Historia es la de "La Gazza Ladra" (la urraca ladrona) del insigne Gioacchino Rossini. Se puede vislumbrar el Big Bang que creó el universo en cada compás. He dicho y además, no admito discusión posible. Excelsa --> https://www.youtube.com/watch?v=3MRvDGd02mA

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  5. Qué reconfortante ha sido leer esto. Mil gracias

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  6. Enhorabuena por este repertorio tan acertado y por tu manera tan amena de explicarlo. No se porque no se enseña ópera en el Instituto, debería ser obligatorio, habría más humanidad derramada en este mundo tan soso.

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