jueves, 27 de noviembre de 2014

Tata Golosa – Fotonovela y otras historias (2009)



Lo primero que quiero destacar es que yo pensaba que esta pobre señora era actiz porno antes de ser cantante, pero resulta que no, que solo lo parece cuando quiere, con lo cual este disco es mucho más Leticia Sabater de lo que cabría esperar en un principio.

Lo segundo es que el disco tiene 16 canciones y dura hora y diez, y tras un solo tema y cuatro minutos ya tengo más ganas de afeitarme a machetazos que de seguir escuchando esto.

Porque es que Fotonovela y otras historias no se corta, y sigue la fórmula del “si algo mola, o funciona, repítelo un millón de veces hasta que la gente quiera prender fuego a la saga Terminator”. Y así hace el tema homónimo (más o menos) al disco, “Fotonovela (Video Edit)”, una canción de baterías machaconas y ritmos discoqueteros mediterráneos, pero de letra profunda, que toca temas de teoría musical, biología, astronomía, fotografía y gastronomía, que se repetirá hasta en dos remixes distintos más, al final del trabajo.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Mike Oldfield - Discovery (1984)



A Jorge y a mí nos mola cantidubi Mike Oldfield, para qué negarlo. Él mismo tuvo el honor de criticar para el blog el último disco de este grande, Man on the Rocks, en el que Mike nos ha demostrado que aún tiene mucha magia y calidad que ofrecernos. Y si bien más de una vez hemos pensado en hacer un macroartículo conjunto que recopilase la discografía de Oldfield... lo sentimos, nos da pereza, para qué engañarnos.

Pero aún puede hacerse algo, digo yo. Podemos (o puedo, o lo que se precie) analizar pasito a pasito y sin prisas marrulleras todo su trabajo de forma escalonada. Esto implica que un servidor abandone su hábitat natural, o lo que es lo mismo, la sección de música clásica, pero si el premio que obtengo es escribir acerca de uno de los grandes discos de este señor... ¿Dónde hay que firmar?


La Monja Enana – Pídeme un deseo (1999)



El blog va bien. La cosa funciona. La gente nos quiere. Nuestros streaming en Grooveshark, después de solo dos sesiones {hoy, miércoles [porque sí, ya es miércoles (¡mira, mamá, muchos niveles de paréntesis!)],  a las 17:00 la tercera}, se están convirtiendo ya en míticos, gracias a las altas cotas de mierda musical que estamos descubriendo y disfrutando entre todos. La mierda triunfa. El multiverso triunfa. La Monja Enana triunfó, o algo parecido.

Lo que voy a criticar, aviso por si su portada no lo hiciera ya, es puta mierda, pero también es un EP de solo seis canciones, así que se pasará rápido. Podía haber cogido alguno de sus trabajos más recientes, pero eso supondría habernos perdido la segunda pista, que es fastuosa. Y haber sufrido durante más rato.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Rammstein – Rosenrot (2005)



Por causa de ciertos problemas, no pude publicar ayer mi segunda entrada del Top 100 de RYM. Así que, para que no me echéis mucho de menos, os voy a dejar esta breve crítica de un disco que considero bastante infravalorado.

Rosenrot no es lo mejor de Rammstein. Eso es un hecho bastante consensuado, aunque se podría discutir al respecto: sea como sea, el trabajo, que llegaba apenas un año después de Reise, Reise, es el disco (incluyendo directos y recopilatorio reciente) peor valorado del grupo alemán. Desde su publicación habrían de pasar cuatro años para el siguiente trabajo de estudio, Liebe Ist Für Alle Da, lo que demuestra que quizás no tenían las cosas tan claras como poco antes de este trabajo (aunque ahora llevamos ya cinco años de espera… eso da que pensar).

En muchos sentidos, Rosenrot es un disco atípico. Sí, es pesado, es industrial, es duro, tiene ese sello Rammstein… pero si hubiera de buscar una palabra que lo definiera sería la de “melancolía”, o “languidez”, una sensación que prevalece tras escuchar muchos de los temas y, por supuesto, en el conjunto general.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Invierno, Antonio Vivaldi



Ha pasado un año y pico desde mi última entrada. A decir verdad, unos 13 meses, para ser exactos. ¿Los motivos de mi ausencia? Quizás que me sentía más cómodo escribiendo en otros blogs de temáticas distintas a nuestro querido Rockrítico, quizás que me daba pereza soltaros un rollo largo acerca de una música que por desgracia cada vez escucha menos gente... Me disculpo de antemano. 

Pero lo cierto es que tenemos nuevos colaboradores (¿habéis leído los artículos de Galis? El mejor fichaje que hemos tenido con diferencia...), el blog se está renovando y al final he acabado yo también contagiado de las ganas que le están poniendo los chicos las últimas semanas. En resumen: he vuelto, para bien o para mal, y la música clásica conmigo. Y como la primavera nos queda ya lejana y siempre me ha picado la curiosidad de analizar por estos lares Las cuatro estaciones del maestro Vivaldi, soltaré el tópico aquel que se ha puesto tanto de moda de "se acerca el invierno" para dejar constancia de que he regresado para quedarme. Al menos, hasta que me de otro ataque de vagancia o de depresión injustificada.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Foo Fighters - Sonic Highways (2014)



El hecho de que Dave Grohl es poco menos que el mesías del rock es algo que ya sabemos todos. Que si batería de Nirvana, que si luego los Foo Fighters, que si colaboraciones con Jack Black o Queens of the Stone Age o Ghost o Paul McCartney o quién sea... Todo admirable, desde luego. Y es un tío cachondo y genial, que se le ve. Sin embargo, le veo entrando lenta pero irremediablemente en la etapa del abuelo batallitas: que si "no cantéis canciones sobre culos", que si "los talent shows son una mierda", o incluso usando el manido "cuando yo era joven" en este artículo sobre Taylor Swift y su decisión de no alojar su música en Spotify. Que me parece todo muy bien, pero como siga así, a ver quién le aguanta en diez años.

Si hubiera que definir el disco que nos ocupa con una palabra, sería... "ambicioso", posiblemente. El proyecto Sonic Highways parte de la idea de recorrer las ciudades más importantes musicalmente hablando de los Estados Unidos, y grabar una canción en cada una, inspirándose en los sonidos de cada ciudad. Además, viene acompañado de una serie documental de la HBO del mismo nombre, que incluye entrevistas e historias muy interesantes: he visto tan solo dos capítulos, pero creo que es muy recomendable.

lunes, 17 de noviembre de 2014

RYM Top 100 Greatest Albums of All Time (Top 96 – 100)


Cinco años hemos cumplido ya. ¡5 años! Y el primer lustro siempre hay que celebrarlo de manera especial. Mi manera, es un regalo para vosotros y para mí: aconsejóme Quixote en repetidas ocasiones que escuchara la lista de los 100 discos mejor valorados en la web Rate Your Music. Y he decidido hacer no solo eso, sino una crítica de cada uno de ellos. Breve, concisa, unas ideas clave que pueda concentrar para reunir cinco discos en cada entrada y que esto no sea interminable. Así que, comenzando por la parte final de la lista, y siguiendo siempre aquella que aparecía en la web el pasado domingo 9 de noviembre, ya que cambia muy a menudo, vamos a ello.

100 – Creedence Clearwater Revival – Cosmo’s Factory (1970)


Delictivo que hasta ahora no hubiera escuchado al completo este disco (que en la última actualización de la página se ha visto sustituido por el The Wall de Pink Floyd, del que ya hablaremos). De la Creedence conocía temas sueltos, y poco más. Error. Este quinto trabajo del grupo (que publicó su primer disco en 1968, otros tres en 1969, y dos más en 1970) es antológico del rock actual. Con un estilo que caballea entre el blues, el rock n’ roll más tradicional y eso que podríamos llamar “rock sureño”, con una considerable influencia country, su huella se hace notar en la mitad de la música setentera que llegue a vuestras radios.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Anochecer en Waterloo: El discurso



La música es, sin lugar a dudas, quizá la más importante y original de las creaciones humanas. Es el nivel más alto de abstracción que hemos logrado, no hay nada en nuestro mundo natural que se parezca en absoluto a la música. En este sentido, nuestro único descubrimiento comparable es la escritura: es algo que hemos ideado completamente de cero, ningún otra criatura del planeta es capaz de crear música, ni es la música la representación de algo tangible en la naturaleza. Han pasado miles de años hasta que el resto de las artes han podido ponerse al mismo nivel que la música en cuanto a pura creación, en lugar de simple copia del mundo (por muy técnicamente encomiable que sea dicha copia).

Es por esta absoluta abstracción que no se puede, de ninguna manera, hablar de música de una manera simple. Los libros son historias; los cuadros, imágenes. Al fin y al cabo, nuestra vida es básicamente una sucesión de ambos, así que sabemos muy bien lo que nos gusta cuando lo vemos: nos sentimos identificados con un personaje, admiramos la belleza de un paisaje, etcétera. ¿Pero y la música? Es tremendamente complicado saber localizar con exactitud cuales son las particularidades de una pieza que despiertan nuestro interés. Nos gusta porque nos gusta, y punto.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Tinariwen, @ Sala But, 13/11/2014


UN CANTO SAHARAUI

Esto debería ser la crónica de un concierto. Debería. Pero relatarlo como tal no está a mi alcance. Me faltan conocimientos del idioma, de la perspectiva del grupo en el tiempo y del contexto adecuado. Y es que aquí está la clave, en el contexto. Lo vivido el pasado jueves en la sala But es injusto que sólo sea denominado concierto. Se reúnen los elementos para ello, estoy de acuerdo. Colas antes de entrar en la sala, fans combatiendo con fotógrafos por hacerse hueco en primera fila, y unos tipos en el escenario que acarician guitarras de las que brotan sonidos que nos hacen viajar. Quizá la mejor denominación sería la de experiencia. La de comunión con un público que participa con ellos del show hasta encima del escenario. La de la visualización de ropajes extraños, telas de seda que envuelven cuerpos morenos descalzos. Me permito la absurda comparativa de sentirme Kapuscinski en Viajes con Heródoto. Algo distinto que me aleja de ellos al no entender las palabras que hay detrás de sus voces. Voces del desierto, de bereberes, de tuaregs. Para mi fortuna encuentro interlocutores entre el público. Vienen de Marruecos, de la frontera con Argelia, han viajado hasta el Muro del Sáhara Occidental. Es la víspera del 14 de noviembre. Hace 39 años que España olvidaba que tuvo una colonia y dejaba otra huella oscura de su historia. Marruecos y Mauritania se repartían el pastel. El pueblo saharaui era condenado al olvido, a la guerra, al exilio y a la ocupación.


jueves, 13 de noviembre de 2014

Antílopez, @ Sala Galileo Galilei, 12/11/2014


NOCHE DE VARIEDADES

Esta vez comenzaré por el final, la valoración. Pero no la mía, quizá no hace falta que lo haga, se irá desgranando a lo largo de la crónica. Esta vez será el público de la sala Galielo Galilei quien hará de juez ante estos dos fenómenos. “Estos tíos son muy buenos”, una y otra vez durante toda la noche, cada cambio de canción, de vestuario y al salir a la calle tras más de dos horas de show. A estas palabras le unimos el final, con el público puesto en pie, aplaudiendo, rendido ante dos personajes que sacaron la expresión más espontánea del alma, la carcajada. O más bien las arrancaron puesto que su estilo desgarrador, potente, irónico, chulo y esperpéntico atraviesa nuestro cuerpo al menos por cinco sentidos y es que es un espectáculo recomendado como un conjunto sensorial.

Si me preguntan si vi un concierto diré que sí, si me preguntan que si vi un show humorístico también diré que sí, y si a estos dos artistas onubenses los llevan al Circo del Sol, estoy seguro que entrarían a formar parte del espectáculo principal mientras sobre sus cabezas vuelan trapecistas, funambulistas y les acompaña en la percusión la mujer barbuda. En el circo del Sol o en los Teatros de Variedades del Siglo XIX. Por suerte los disfrutamos en Madrid y en la sala Galileo, no hace falta viajar en el tiempo y pagar una entrada con la que no podamos llegar a fin de mes para vivir a los Antílopez.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Xoel López y Pepe Solla, @ Teatro el Arte, 06/11/2014

NOCHE GALLEGA EN LA CAPITAL 

Hay cosas que no deberían perderse nunca. Pequeños fragmentos de tiempo que rozan lo cotidiano y rompen la letanía que la rutina construyó. Tirarse en la cama a escuchar una canción, invitar a un amigo a cenar o tomar juntos una cerveza. Momentos que probablemente unidos no firmarían ningún guion hollywoodiense. Sin embargo son los que uno, pasado un tiempo, recuerda con más fuerza. Anoche, nos transportamos al sabor de 1906. Al recuerdo de “la colorada”. Una cerveza atemporal, adelantada a su tiempo que muestra su esplendor en estos días. La gama de la Estrella red vintage reúne a unos 150 amigos en el Teatro del Arte de la capital, situado en uno de sus barrios más castizos. Todos los detalles cuentan para firmar 2 horas anacrónicas a través de los sentidos. Del oído, sonidos antiguos versionados por el innovador Xoel López; y del gusto, por un maestro en la cocina que supo hacernos viajar a diferentes instantes de nuestra vida a través del paladar. Lo vivido anoche dentro del ciclo “Pequeños Grandes Momentos 1906” se recordará como el día que Galicia creó un recuerdo a Madrid.


Y como si de un marinero en tierra seca se tratase, Xoel López nos trasportó al espíritu emigrante del gallego. Él mismo así se sintió en Madrid cuando con apenas 20 años se trajo su guitarra y se puso a cantar en las calles de la capital y lo hizo con The Boxer (de Simon & Garfunkel), un canto a la lucha contra un entorno extraño y contra el peor enemigo al que uno se puede enfrentar: uno mismo.  


domingo, 2 de noviembre de 2014

Gritando en Silencio – Maldito (2011)



Que tengamos en el blog a un nuevo redactor (¡hola, Galis, estoy saliendo en la tele!) que sabe de rock español una barbaridad y más no os exime de que tengáis que seguir aguantando mis críticas de este género. Porque es lo que me gusta, y punto.

Gritando en Silencio es una banda muy en la línea del rock urbano de los clásicos: Barricada, Extremoduro, Marea, La Fuga, Reincidentes… En fin, toda esa gente. Sin embargo, tienen dos cosas que los hacen destacar por encima de muchos otros discos similares del género: uno, su calidad musical suele superar a las de sus colegas de urbanidad (las influencias blues del Contratiempo, por ejemplo, se hacían bastante de notar); y dos, son tan majos que a pesar de su fama sus discos están en su web para descargar gratuitamente.

Yo no oculto que este disco me gusta bastante más que el anterior. Quizás influya que es un trabajo compuesto per se como unidad, y no está hecho tanto a base de retazos (solo “¿Dónde te has quedado?” vio la luz en una maqueta anterior, mientras que en Contratiempo había siete temas ya lanzados en los primeros EPs), lo que crea una unidad bastante interesante que deja lugar a un buen puñado de apuestas y estilos.