miércoles, 19 de julio de 2017

Tori Amos - Little Earthquakes (1992)



JORGE: Bueno, bueno, bueno. Bueno. Una semana más, aquí estamos para traeros… pues un clásico más. Estamos ante uno de los más magníficos discos debut de los ‘90, perpetrado por esa reconocible pelirroja, increíble pianista, intimista compositora, amiga de Neil Gaiman, señora del invierno y… no sé qué más decir. Me estoy limitando a recordar las palabras que Álvaro quería prohibir en esta crítica.

ÁLVARO: Igual no hace falta mencionarlas. Aunque creo que sustituir “piano” por “dentadura musical” hubiera mejorado mucho la calidad de la presente crítica. El resto podemos intentar olvidarlas, creo. Y ahora que hemos alienado a todos nuestros lectores, podemos pasar a introducir a esta pelirroja que mencionas, que no es otra que la ínclita Tori Amos. Suelo ser yo el que hace el contexto histórico, pero estoy por obligarte a hacerlo a ti, a ver por dónde sales. ¡Hale, suerte!


J: No tengo pudor en reconocer que, en ese aspecto, mi conocimiento es limitado tirando a nulo. Como digo, supone este el trabajo debut de Tori, lanzado en el año 1992, pero no su primera aproximación a la industria musical, pues ya había sido la frontman, durante unos cuantos años ochenteros glam, de la formación Y Kant Tori Read (que tiene un nombre magnífico, dicho sea). Aparte de eso, soy capaz de mentar que fue un trabajo pionero en los 90 para lo que vendría a ser una importante ola de mujeres composicantautoras, con pianos, y esas cosas, como por ejemplo, eh… No sé, Amaia Montero y Miley Cyrus. Por ejemplo.

A: Oye, pues lo has hecho bastante bien. No estoy seguro de que esas dos sean los mejores ejemplos, a diferencia de pongamos Sarah McLachlan y Fiona Apple, pero por lo demás hay poco que añadir. Tal vez merezca la pena resaltar el horrible fracaso de Y Kant Tori Read, que supuso un varapalo para la artista del que tenía que deshacerse de alguna manera. Decidió hacerlo con uno de los discos más íntimos y femeninos que se recuerdan. No me gusta hablar de Kate Bush porque es casi ofensivo decir que necesariamente toda esta generación de cantautoras dependen de ella, pero si comparamos “Hounds of Love” con este “Little Earthquakes” (más que nada porque lo tenemos reciente), diría que el primero es en cierto modo menos asequible, pero al mismo tiempo más accesible, mientras que el de Tori tiene material tan duro y personal que, si bien musicalmente es bastante más simple, cuesta trabajo tener la mente preparada para lo que nos viene a contar. O algo, no sé si me explico bien.

J: Sí, te explicas (creo) y en general estoy de acuerdo. Lo íntimo que resulta este trabajo hace que, por una parte, sea más difícil enfrentarte a él de lo que pueda anticipar ese estilo más asequible que el de Kate Bush (hablaremos más adelante de “Me and a Gun” y demás), y por otra, sea necesario prestarle una atención absoluta para dejar que te atrape. Porque eso hace Tori: te atrapa, te va envolviendo poco a poco, de manera muy sutil, y te va golpean con los mazazos emocionales cuando menos te lo esperas. Es muy intimista, pero también tiene un gran talento para hacerte partícipe de esa intimidad.

ADRI EL TROLL: ¿Pero cuándo empezáis a crucificaros a vosotros mismos? Es lo que Tori querría.

A: No sé si ignorar esa interrupción. De hecho no sé si has acabado, Jorge.

AeT: ¿Desde cuando la crucifixión no es un complemento para la intimidad? De hecho, eso es estar clavado en la cruz: pasar un gran sufrimiento clavado en una cruz en las alturas. Y esta metáfora sirve para hablar del primer corte del trabajo, de trolearos y también del carácter personal del disco, que en ocasiones parece poseído por melodías alegres - como podría ser “Happy Phantom” - pero en general reina cierta melancolía.     

J: Creo que la primacía de la melancolía de que hablas es algo habitual cuando se plantea un disco como este (no digo que no haya cantautores muy intimistas y a la vez alegres, pero… no es lo más habitual), e incluso cuando parece más alegre la aproximación, como en el tema que mentas, hay un cierto deje… siniestro. Por otra parte, la melancolía, aunque tratada con mucho tacto y cercanía, incluye también una enorme seriedad, reflejada en los temas que toca (la infancia, la madurez, la infidelidad, el abuso sexual, la autoestima…) y un poco cimentada en una imaginería religiosa un tanto ubicua. ¿Me equivoco, Álvaro?

A: Yo ya estaba casi marchándome. Pero bueno. No, llevas razón, todos esos son temas serios que se tratan en el disco. Diablos, tres de ellos en “Winter” nada más. Hay un trasfondo no solo en la letra si no también en la música, que transmite un poco de... no sé, vacío existencial. Entre el reverb exagerado de las baterías, las guitarras ensordecedoras que entran de vez en cuando (la segunda estrofa de “Leather”, por ejemplo), hay una atmósfera como de cierto desasosiego que contrasta, claro, con la calidez de la voz de Tori. ¿Ahora quién quiere hablar, a ver?

AeT:  Yo me acuerdo, no sé si lo hace Jorge, de una discusión sobre “Winter”.

J: Elaborate that point.

AeT: Yo sostenía que en parte era tierna, y tú hacías más hincapié en la tragedia de la letra. Y creo que Tori y la interpretación que hagas de cada tema varía con tu estado de ánimo o e la fijación que hagas con la letra. “Winter”, es el ejemplo perfecto de lo que digo. Tori Amos no solo es intimista, sino que también es capaz de crear varias caras de las canciones. No sé si me explico.

A: Eso me viene bien para conectar con algo que quería mencionar, y qué bien que estés aquí, Adri (podría ser la primera vez que digo esas palabras). Porque al parecer Mick Foley, el barbudo luchador profesional, se ponía “Winter” para motivarse antes de echarse al ring a frotarse la cara con chinchetas o lo que le tocara. O sea que sí, interpretaciones las que cada uno quiera. Y ahora Jorge, por alusiones.

J: No tengo que responder mucho a estas alusiones, a decir verdad, porque a rasgos generales estoy de acuerdo: “Winter”, por ejemplo, puede ser ese tierno relato de la niñez y la relación con su padre, pero a la vez puede hablar más crudamente de lo que es el amor propio o la autoestima (“When you gonna love you as much as I do”) y de la infancia hace tiempo perdida. Con todo, y volviendo a ese vacío existencial que comentabas antes, Álvaro, también creo que ese sentimiento prevalece un poco en general, y que alguna que otra canción no está sujeta a interpretaciones: “Me and a Gun”, que mencioné antes, es un relato bastante crudo de una violación que sufrió la propia Tori, y que pone la piel de gallina y el corazón en un puño con esa intensidad totalmente a capella.

AeT: Lo que sí que creo que es común es el desasosiego de todas las canciones. Por ejemplo, antes mencioné “Happy Phantom” que parece un relato divertido de ser un fantasma, o ser realista con una vida que se termina a cada momento. De hecho, me he dado cuenta de esa segunda interpretación hace un minuto. No todas tienen ese reverso “positivo”. No solo “Me and a Gun”, que es el más claro, sino que también “Crucify” o incluso un tema que la melodía puede engañar como “Silent All These Years”. Parece que si hay algo positivo en Tori Amos en este disco, es más un espejismo de su piano que otra cosa. No sé qué pensáis vosotros o Mick Foley.

J: O “China”... O “Mother”... Pero le cedo la palabra a Álvaro con lo de la pianola.

A: Me gusta que estés lanzando ahí nombres de canciones para poner luego los links. ¡Venga! ¡Alegría! ¡"Precious Things”! ¡"Tear in Your Hand”! ¡"Little Earthquakes”! ¡"Girl”! Hala, ya está.

J: En mi defensa alegaré (que iba borracho) que no los lanzaba por lanzar; me refería a que “China” (el retrato de una relación que muere) o “Mother” (que es bastante himno feminista, en que una chica madura y ve cómo sus aspiraciones chocan contra lo que la sociedad le pide que sea) son otros ejemplos que añado a los aportados por Adri de que muchas canciones no tienen una interpretación positiva. Pero serán útiles tus títulos.

A: Sí, son útiles porque esas canciones son un poco deprimentes también: “Precious Things” con esos recuerdos de la adolescencia que igual habría que enterrar, “Tear In Your Hand” con más relaciones en estado de descomposición, “Little Earthquakes” sobre los pequeños sucesos que acaban desembocando en problemas más profundos. “Girl” supongo que tiene algo más de optimismo, pero sigue una tónica similar. 

AeT: Si os digo que repasando de nuevo las letras de las canciones estoy redescubriendo significado, ¿cómo os quedáis?

A: Tó loco, nen.

J: A lo de Álvaro reacciono con un aplauso fuerte. Y en cuanto a lo que dices, Adri, a mí me ha venido pasando igual con cada escucha: toda la historia detrás de “Me and a Gun” no la descubrí hasta que me paré a repasar la letra para explicarme versos que no pillaba (ese “I haven’t seen Barbados / so I must get out of this” que tan duro es visto en contexto, o las referencias al suicidio), y también con “Winter”, o “Little Earthquakes” fui pillando más cosas en cada escucha. O, por ejemplo, con “Tear in Your Hand”, que tiene una nada sutil doble referencia a Neil Gaiman que en su día no entendí. Y estamos hablando muy bien de todo… ¿Alguna pega?

A: En absoluto. Las letras de Tori son increíbles, la verdad. Yo me quedo con el “They say Confucius does his crossword with a pen” de “Happy Phantom” y el “I don’t believe you’re leaving because me and Charles Manson like the same ice cream”. Entre tanta letra personal, hay momentos bastante graciosos después de todo. Hay para dar y regalar, es difícil que a alguien no le guste esto. ¿Pero se puede cuantificar? ¿Se le puede dar una nota? Espero que sí, porque si no nos queda nada en el tintero, es lo que viene a continuación”.

J: ¿Adrián? ¿Quiere el invitado hacer los honores?

AeT: Odio dar notas. Pero ya que he entrado sin permiso tendré que acceder. Un 9. No tengo claro por qué le bajo la nota, pero aquí está mi decisión.

A: Vergonzoso. Yo le doy un incluso inferior 24/30, porque sí. Porque lo digo yo. Y punto. Y hasta aquí mi justificación.

J: Parece mentira que yo, que le doy la nota más alta de los tres, sea quien justifique el porqué. Aunque me parece un disco magnífico, en lo musical prefiero el estilo de “Winter”, más habitual cuando hace covers, que la instrumentación que prima en este trabajo. Por otra parte, con 57 minutacos de duración, se me hace demasiado largo (no quiero ni imaginar la edición deluxe, de la que solo he oído el cover de “Smells Like Teen Spirit”), y creo que cerrar con “Me and a Gun” habría sido infinitamente más efectivo. Dicho todo esto, son críticas muy subjetivas y no muy graves, así que le doy un nada desdeñable 9’5, ligeramente por detrás de Bowie. ¿Y ahora qué?

A: Ahora voy a dar más explicaciones acerca de mi relativamente baja nota, pese a ser un disco que me encanta. Por una parte, la salva inicial del álbum (las cinco primeras) son absolutamente increíbles, pero claro, ese ritmo es difícil de mantener. Y al mismo tiempo, todo suena bastante parecido. Que me da igual en lo subjetivo porque me encantan todas las canciones, menos “Me and a Gun” porque bueno, no es una canción hecha para que le encante a nadie, obviamente. Así que eso, lo mejor se gasta todo al principio, y tanta cohesión acaba siendo un poco contraproducente para ganar puntos por creatividad.

AeT: Creo que además es un disco que marca mucho a quien le oye. No deja indiferente a nadie. Y bueno, por mi parte nada más. Si eso nos vamos a ver Barbados.

J: No tenéis NI PUTA IDEA del camino del Tao. Y por eso culpáis a la noche, a la playa y a la lluvia. Será que no amáis a Tori.

A: Que viva Ignatius/Luis Miguel, hombre ya.

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3 comentarios:

  1. Tori Amos, paciente y terapeuta, ángel y demonio, loca y serena, Muerte y Delirio, dura y tierna. La señora de los contrastes que tiene un talento desquiciante para disparar al corazón del oyente.

    Y a pesar de todo, y que este es su trabajo más centrado, en parte estoy con Álvaro. Aunque la segunda mitad del LP tenga "Me and a Gun" y la grandísima olvidada "China" (he oído pocas canciones de desamor más desgarradoras, y musicalmente se acerca más a una canción de cuna que otra cosa), dicha mitad no es tan contundentemente buena como la primera. Es más, "Little Earthquakes", que cierra el disco, me parece que no está a la altura de lo que la última canción de un disco tan personal e irremediablemente femenino (tal y como habéis apuntado) debería hacer.

    Dicho lo cual, y habiendo dicho vosotros todo lo demás, para mí este disco sí que debería tener la nota más alta posible, no por ser perfecto, sino porque supone una experiencia musical única en la vida. Nada de lo que he escuchado hasta ahora ha revuelto tantas cosas dentro de mí como este trabajo. ¿Acaso eso no es arte en estado puro?

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    1. Firmo tu primer párrafo, y tu último (le he dado casi la matrícula, que es mucho). Tengo la sensación de que me dejé muchísima tela con cortar, en cuanto a Tori y este álbum, y agradezco que remiendes mi poca atención a "China", que apenas menciono, cuando está fácilmente entre mis tres canciones favoritas del álbum (y coincido plenamente con tu opinión).

      También estoy de acuerdo en que "Little Earthquakes" no está a la altura como cierre (ya mento que yo habría cerrado con "Me and a Gun", aunque el mazazo fuera brutal), y en lo que decía Alvaro de que todo suena demasiado parecido, pero no termino de compartir tanto vuestra idea de que la segunda mitad es inferior a la primera. Quizás es porque las he oído mil veces ya, quizás es simple gusto personal, pero tanto "Crucify" como "Girl" distan de estar entre mis favoritas, y para mí el arranque fuerte comienza en "Silent All These Years"... De hecho, si tengo que elegir las canciones que destacaría del álbum como las para mí mejores, de la primera mitad solo habría dos, y de la segunda mitad cuatro.

      Still, reitero que no sé si esa opinión se debe a hartazgo a la hora de escuchar temas tan ubicuos como "Crucify", o a lo que decía en la reseña de que prefiero a la Tori más minimalista y baladera, pero ahí queda.

      Gracias a miles por pasarte y comentar, como siempre :)

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  2. A ver diría algo más, pero io k sé. Ah sí, que a pesar de que comentáis que Winter es más sencilla, no por ello es más minimalista. Ahora bien, cómo fluye de una forma tan orgánica de ser piano y voz al estruendo de orquesta y coro en el que se convierte me parece simplemente genial. Yo creo que por eso, a pesar de que haya otras maravillas en el disco (Silent All This Years, China o Me And a Gun), Winter es mi favorita :)

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