miércoles, 13 de septiembre de 2017

Portishead - Dummy (1994)



ÁLVARO: Buenos días, queridos televidentes. Como cada semana, me encuentro aquí con un buen caballero español de pura cepa, patriota y defensor del ciudadano de a pie. Fan del socialismo que defiende a los españoles. Creo. Y estamos aquí porque nos ha reunido un disco británico, que pese a que nos derrotaron en Trafalgar hacen buena música cada lustro, o así. Muy anglocéntricas estas reseñas en cualquier caso, ¿no?

JORGE: Tal vez un tanto, pero desde luego con una variación en géneros musicales que ya querrían muchos. Es más, si hace una semana alguien me hubiera mentado “el sonido de Bristol” podría haber puesto cara de entender algo aunque fuera una vil mentira, pero si me dijeran “trip hop” habría estado más perdido que [inserte frase malsonante aquí]. Cada definición del género que he leído, eso sí, me parece que refleja a la perfección el sonido de este Dummy, debut de los como dices británicos Portishead.


A: Portishead es, de hecho, una localidad a unas pocas leguas de Bristol, ciudad conocida por... no sé, los paraguas. Y la industria. Una ciudad de clase obrera, aburrida y gris. Que tampoco lo sé, pero todas las ciudades inglesas que no son Londres son así, por lo que me han contado. Eso sí, la escena musical allí en ebullición durante esta primera mitad de los noventa es de todo menos aburrida. Quizá algo gris, pero es el gris de las películas de espías, no el del humo de las fábricas. Este sonido, también llamado trip-hop porque a alguien le pareció buena idea, nos dio a bandas como Portishead, Massive Attack, Morcheeba o Lamb. Pero vamos, las dos primeras son las que más fuerte imprimieron su sello en el panorama.

J: A la primera, de hecho, se le atribuye con este disco el popularizar el género, y no en vano el disco suele estar entre las joyas más aclamadas de la década. El trip hop es… Cómo decirlo… Una suerte de mezcla entre recursos del hip hop (con muchos samples y scratch) y de la música ambient, con una fuerte influencia, en este caso al menos, de bandas sonoras y un halo un tanto etéreo. Imagino que también a rebufo de lo que hicieran Portishead antes de lanzarlo, que fue un corto, precisamente de temática de espías, del que luego utilizaron sin pudor fotogramas para la portada y el libreto de este trabajo.

A: Se podría decir, en cierto modo, que el disco es una banda sonora en sí mismo para una película inexistente, que es como lo han definido muchos críticos. El proceso de grabación fue algo inusual, con Geoff Barrow y otros músicos (incluido el guitarrista Adrian Utley) creando música original para luego samplearla directamente desde cinta y así ensuciar un poquito la grabación, dejando ese tinte medio gastado que tanta solera le da al disco. Y es que el disco suena increíble, dicho sea de paso. No hay un detalle que no esté extremadamente cuidado, y es una gozada ponerse los cascos y disfrutar de cada recoveco. Barrow decía que Portishead es básicamente esos recovecos entre las notas, el aire que suena entre cada quejido de Beth Gibbons. Así que escucha con atención, pasmao.

J: Bueno, eh, sin faltar. La producción es, desde luego, una delicia, y recomendaría la experiencia incluso a quien a priori pueda no gustar el estilo musical. Reviste, además, una falsa sensación de sencillez, porque de primeras podría parecer que las baterías lo dominan todo y las letras no tienen mucha enjundia, pero cuando se pone el oído hay mucho más detrás de ambas cosas. O eso creo, porque no tengo claro que entienda muy bien las letras. ¿Puedo sacar una estrofa entera al azar, o me vas a echar la bronca?

A: No, adelante. A mí también me cuesta sacarles algo de sentido a veces.

J: Pues ahí va. “Sour Times”, la segunda pista del disco. Tercera estrofa. Reza así:

“After time the bitter taste
Of innocence, descent or race
Scattered seeds, buried lives
Mysteries of our disguise revolve
Circumstance will decide”

Esto… ¿Qué? O sea, parece que tiene sentido, quizás, digo yo, pero es tan enrevesado que vaya usted a saber. Y reitero que es un ejemplo al azar, hay muchos versos así.

A: En los estribillos Gibbons se vuelve más comprensible, porque el estribillo de esa canción (mi preferida del disco), va bastante al grano. Lo mismo pasa en la otra gran canción, esta en general más fácil de entender, “Glory Box”. Supongo que las letras no son lo más importante de este disco en cualquier caso, siendo la voz de Gibbons en sí muchísimo más central. Es bastante peculiar, pero al principio no lo parece tanto. Todo es garganta y desesperación, y un poquito de soul. El sonido perfecto para acompañar al álbum, sin duda.

J: Totalmente de acuerdo. Con todo lo que dices. De hecho, no ha sido hasta la última de numerosas escuchas que me he fijado más en las letras, y me ha sorprendido el contraste que hay entre el grueso de los temas y sus estribillos. Y sí, la voz de Beth Gibbons es maravillosamente envolvente, atrapa de la misma manera que la instrumentación envolviendolo todo. Y machacando, una y otra vez, con un mismo sonido, hasta que el disco te ha atrapado por completo.

A: Es un disco efectivamente muy uniforme, en el que no hay canciones de relleno en absoluto, pero tampoco hay temas ultradestacados (aunque los ya mencionados “Sour Times” y “Glory Box” me parecen ligeramente superiores). Tenemos la siniestra “Wandering Star”, con su bajo órgano penetrante y su bíblico estribillo; el tema de apertura “Mysterons”, que tiene un theremin, ese instrumento tan infrautilizado; o la cinematográfica “Roads”. Son todas excelentes, y relativamente parecidas.

J: Sí es cierto que cada tema intenta un poco tener su sello de identidad dentro de lo que es el conjunto. “Mysterons”, por ejemplo, tiene ese theremin que le da un toque a lo banda sonora del Doctor Who de los 60 si el Doctor estuviera en un desfile militar, y “Glory Box” le da mucha fuerza a las cuerdas y el guitarreo más cañero. Pero en general, a mí me resultaría complicado destacar a algún tema por encima de otro, tanto en lo tocante a calidad, que está muy pareja (y alta), como desde un punto de vista de simplemente distinguirlas.

A: A mí me pasa lo mismo, me sería difícil saber cuál es cuál si esto fuera una rueda de reconocimiento policial, lo cual no tiene por qué ser algo malo. Y eso que tomo apuntes de lo que escucho. Pero puede que sea problema mío, porque el disco me encanta en cualquier caso, y es desde luego para ponerlo de principio a fin, así que tampoco hace falta destacar unas canciones sobre otras.

J: Ma certo. Pero no quiero olvidarme de mentar un tema que sí que probablemente reconocería en cualquier parte, que es “Strangers”, y que pretende ser yoquesécuantas canciones, con cambios de ritmo y de instrumentación y cosas muy raras que hacen honor a su nombre. Sin ton ni son un poco todo. Pero no sé, es cierto que la idea de ser “una banda sonora para una película inexistente” que comentabas antes se hace notar en esa escucha completa de principio a fin que exige, y que desemboca en la uniformidad total que nos encontramos. Que no se hace pesada en absoluto.

A: Así que con estas palabras de aliento, deberíamos pensar en ir poniendo nota. Empieza tú, que me interesa saber qué le das sabiendo que hace unas semanas probablemente no habías oído hablar del disco. Creo.

J: No te equivocas. Como decía al principio, desconocía por completo la existencia del trip hop y de este disco, aunque el nombre de Portishead me sonara algo (pero tampoco habría sabido decir quienes eran, la verdad). Me debato mucho sobre qué nota darle a este disco, la verdad. Artísticamente me parece un pasada, con una producción excelente, una influencia enorme y una calidad que no flaquea en ningún momento. En lo personal y subjetivo no me llama en exceso, pero con todo lo dicho anteriormente, he decidido darle un… Un 8, venga. Le iba a dar menos, pero no sería justo.

A: Es una nota aceptable. Yo por mi parte le voy a dar un 26, que es una buena nota para un buen disco sin fisuras y que tiene todo lo que tiene que tener. Como canciones sueltas, tendría probablemente una nota más baja, pero la colección me parece difícilmente mejorable.

J: Pues poco más queda que añadir, entonces. Hoy te toca a ti loar cosas terribles, supongo. ¿O quieres aportar alguna idea postrera?

A: Quiero aprovechar este momento para defender la independencia del Tibet.

J: Adelante. Corta y cierra. Di tu frase.

A: Viva Tenzin Gyatso, hombre ya.

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